domingo, 16 de diciembre de 2007

Sendero

Lo empezó a transitar cuidadosamente, afirmando sus pies en el terreno cada vez que daba un paso, y se alegraba al encontrar una hoja de tinte otoñal doblada, rodeada por el dibujo de su suela marcada en el terreno. Aquel pequeño pedazo de tierra ya no volvería a ser el mismo, al menos no ese día, hasta que otro caminante lo modifique. Cuando llegó al fin del sendero, un hermoso paisaje se alzó ante él: a su izquierda, antiguas y enormes montañas pintadas en escala de grises; a su derecha, el más bello mar, cuyas frías aguas servían de refugio para el alma; enfrente, una simple cabaña de madera y detrás de ésta, una interminable y verde llanura, corrompida por algunos bosques perdidos en el horizonte. Allí vivió durante años, se despertaba cada mañana y paseaba por entre los árboles, observaba a las montañas, cada día encontraba nuevas figuras entre las piedras. Por la tarde se bañaba en el mar y a la noche se desvelaba contando blancas estrellas recostado entre los pastizales. Una noche, exactamente cuando se asombraba al ver una estrella fugaz, vio caer dos gotas de agua desde el cielo, que al chocar contra el suelo las dos se convirtieron en un pequeño charco. Y ahí se dio cuenta que estaba solo. Se desesperó y trató de escapar de allí. Comenzó a correr y chocó contra todo lo que, minutos antes, había amado. Por cada momento que pasaba su energía era menor, hasta que finalmente cayó al suelo, y desconociendo su ubicación murió de tristeza esa misma noche, antes del amanecer. Un pájaro errante lo encontró cuando el sol ya estaba presente, frente a la verja construida en pino que daba al camino de regreso.


By: Nicolás M. Fraile
e-mail: empty.words-@hotmail.com
Blog: http://vasailuminarlacasa.blogspot.com
Flog: www.fotolog.com/palabrasvacias_n

No hay comentarios: